Etapa 3 Ruta Vadiniense: Riaño - Crémenes
Dificultad
Duración
Recorrido
Distancia
Signaling
Elevation difference
Desnivel de bajada
La iglesia de Nuestra Señora del Rosario y su morador San Antonio caminante, junto con algunos hórreos reconstruidos (símbolo de identidad de los pueblos de la montaña) despiden al peregrino que se dispone a atravesar el viaducto de Riaño para comenzar otra jornada sin demasiada dificultad.
La ruta nos lleva por el lado izquierdo del embalse, lo cual nos permitirá imaginar la vida en los pueblos desaparecidos bajo el agua así como la antigua Calzada Romana. Caminar por estos parajes es uno de los mayores placeres para el peregrino o caminante. El joven río Esla, las rocas altas, grises y verdes salpicadas de hayas, robles, sabinas, mostajos, acebos y tejos, invitan al peregrino a contemplar y disfrutar del paisaje desde miradores como el de la Ermita de Quintanilla o el Sabinar de Crémenes.
Carande se constituye en cruce y bifurcación de la antigua vía romana, conservando un retablo dedicado a San Hipólito así como la imagen de Santa María con el Niño que cruza las piernas. Por la antigua calzada llegamos a Horcadas, con impresionantes vistas a Las Pintas, El Jaido y Aguasalio, todos ellos con altitudes próximas a las 2000 m. Dejando atrás Horcadas y a su santo protector San Miguel Arcángel, llegamos a Las Salas para iniciar la Calzada Romana o atravesar el Sabinar hasta Crémenes.
Crémenes conserva tesoros ocultos, como la antigua iglesia de San Miguel, tal vez única en el mundo, con un establo de diez pesebres de vacas, así como un hórreo contiguo y el herrador. La neorrománica iglesia actual conserva en su interior una imagen de San Miguel procedente de la citada iglesia.
Tiempo estimado según criterio MIDE, sin paradas
RIAÑO (inicio de etapa)
Área recreativa: Ermita Virgen de Quintanilla
CARANDE (4,70 km)
HORCADAS (7,69 km)
Áreas Recreativas
Entrada pueblo de Horcadas
Mirador de Huelde
LAS SALAS ( 12 km)
Área recreativa: Las Salas
CRÉMENES (fin de etapa)
Área recreativa: Ermita de Pereda