Espeleología en Montaña de Riaño
La espeleología en Montaña de Riaño es una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la aventura. Este destino, ubicado en la provincia de León, alberga impresionantes cuevas esculpidas por el agua durante miles de años. Destacan la Cueva de Valdelajo, en el entorno del Manto del Esla, y la Cueva de Llamazares, famosa por sus formaciones fluorescentes y coralinas.
Si quieres descubrir los secretos del subsuelo de Montaña de Riaño, sigue leyendo y prepárate para una expedición inolvidable.
Qué es la espeleología y por qué practicarla en Montaña de Riaño
La espeleología es la exploración de cuevas y cavidades subterráneas con el objetivo de conocer su formación, biodiversidad y características geológicas. Practicarla en Montaña de Riaño es especial porque sus cuevas guardan formaciones únicas, historias geológicas fascinantes y paisajes subterráneos que parecen sacados de una película.
Además, esta actividad no solo es emocionante, sino que también permite conectar con la naturaleza de una forma diferente, lejos del turismo convencional. En Montaña de Riaño, la espeleología se convierte en una auténtica aventura gracias a sus impresionantes cavidades.
Cueva de Valdelajo
Ubicada en Sahelices de Sabero, en el entorno geológico del Manto del Esla (Geosite), la Cueva de Valdelajo es un tesoro escondido descubierto en 1999. Sus formaciones calcáreas, moldeadas por la acción del agua, crean un espectáculo natural único. Algunas de estas formaciones están recubiertas por cristales de aragonito, lo que las convierte en auténticas joyas subterráneas.
Esta cueva está perfectamente adaptada e iluminada para recibir visitantes, ya sea en solitario, en pareja, en grupo o incluso con mascotas. Además, las visitas guiadas cuentan con educadores ambientales, quienes interpretan las formaciones geológicas y explican el valor natural del entorno.
Cómo llegar a la Cueva de Valdelajo
El acceso es sencillo y puede hacerse a pie, en bicicleta, moto o coche. El recorrido es de unos 30 minutos por una pista que ofrece vistas espectaculares a los valles cercanos, cubiertos de robles, encinas y vegetación autóctona. Si mantienes el silencio, es posible avistar corzos, ciervos o jabalíes en su hábitat natural.
Cueva de Llamazares
Situada en los macizos cársticos de Los Argüellos, la Cueva de Llamazares es el resultado de una lenta pero constante erosión provocada por el agua durante miles de años. Lo que hace especial a esta cueva es la fluorescencia de sus rocas, un fenómeno que la convierte en un escenario subterráneo único.
Sus paredes están decoradas con formaciones coralinas que han tardado siglos en formarse. Durante el recorrido guiado, los visitantes pueden admirar curiosas figuras naturales como El Monje, El Delfín o La Pareja de Novios. Además, la llamada Cueva Fosforita sorprende a todos los que se adentran en este mundo subterráneo.
Acceso a la Cueva de Llamazares
Para llegar a la boca de la cueva, hay que completar una sencilla subida de aproximadamente una hora de duración. El camino está bien señalizado y ofrece impresionantes panorámicas sobre el valle del Curueño, haciendo que la experiencia sea aún más especial.